La pasión por elaborar tu propio vino.

El vino es mucho más que una bebida. Es una pasión. Por eso cada vez más personas se lanzan elaborar su propio vino y lo comparten con sus amigos en veladas entrañables, como si les mostraran una obra de arte hecha por ellos mismos.

Los viticultores aficionados, por llamarlos de alguna manera, trabajan con el fruto de las vides que tienen plantadas en alguna parcela de su propiedad. Después de cuidarlas con mimo durante todo el año, cuando llega la vendimia empieza el proceso de elaboración.

Las uvas que han recogido, las pisan o prensan para obtener el mosto fresco. Un zumo rico en azúcares con una alta fermentación.

El mosto se introduce en orzas de barro, para que fermente, junto al orujo y al sólido resultante del estrujado: las cascaras, la pulpa, las semillas. Se hace así para obtener un mejor color, aroma y cuerpo. La fermentación se produce a 30 grados centígrados. Para mantener el vino limpio de bacterias se utilizan levaduras, que transforman la fructosa en alcohol. En menos de dos días ha terminado esta fase.

Después se procede al filtrado. A separar el líquido del sólido. Se realizan tres filtrados, cada vez con un granulado menor. Con cuidado de no remover los posos, introducimos el vino depurado en una nueva tinaja, donde lo dejaremos reposar en un lugar fresco durante al menos otros dos días.

De esta manera se obtiene un vino joven, que si se desea ya se puede consumir y embotellar. Otros aficionados lo introducen en barricas de madera para criarlo, buscando obtener un producto más singular y de autor.

Elaborar vino casero es un proceso artesanal que requiere mucha atención, muchas horas de nuestro tiempo y estar pendiente de todos los detalles. El resultado final es un producto del que nos sentimos orgullosos y que contiene mucho de nosotros en él. Tal vez por eso, cada vez más personas se deciden dejar su impronta personal en el vino que han elaborado.

Famosos que producen su propio vino.

El mundo del vino atrae a personas con diferentes sensibilidades artísticas. Como nos comenta la revista digital La Rioja.com son muchos los actores, deportistas y cantantes que movidos por su pasión han comprado viñas y se han dedicado a producir su propio vino.

No es por una oportunidad de negocio, pues hay otros sectores donde la rentabilidad de la inversión es mucho mayor. Su incursión en la viticultura está movida por su admiración hacia este producto. Estos son algunos de estos famosos:

  • Andrés Iniesta.

El futbolista manchego cumplió uno de los sueños de la familia, fundar las “Bodegas Iniesta.” Para elaborar su vino parte de la producción que tienen sus propios viñedos y de uvas que compra a los vecinos de su pueblo: Fuentealbilla (Albacete). Es una forma de poner toda su fama y prestigio al servicio del pueblo que le vio nacer y contribuir, de esta forma, a reactivar su economía. Los vinos de Iniesta tienen Denominación de Origen “La Manchuela”.

  • Sting

El cantante británico, durante un viaje con su mujer, se enamoró de la Toscana, y decidió entonces comprar la finca “Tenuttio II Palagio”, e introducirse en la actividad vinícola de la región. La finca, que ya llevaba años produciendo su propio vino, le enseñó al músico el arte de la viticultura y él, humildemente, le dio a sus caldos su seña de identidad.

  • Madonna.

La reina del Pop proviene de una familia de origen italiano, muy ligada a la cultura del vino. Fue el padre de la cantante, Silvio Tony Coccone, quien le animó a que comprara viñedos en la península Leelanau, al sur de Michigan. Era una manera de que la familia se reencontrara con sus origines, el sur de Italia, esta vez, en otro continente.

  • Imanol Arias.

El popular actor español nació y creció en Euskadi. Una zona en la que se tiene una verdadera admiración por el vino. Está perfectamente integrado en la vida social y en el día a día. Por eso no lo dudó ni un segundo cuando le propusieron participar como socio en “Bodegas 21”, en la Rivera de Duero. Desde donde elaboran vinos de calidad con una tendencia más actual y moderna.

El vino de Lluis Llach.

Lluis Llach es un cantautor emblemático. Autor de canciones como “L´estaca” que fue un himno de la lucha antifranquista en los últimos años de la dictadura.

En 1998 fundó en el pueblo tarraconense de Porrera, en la prestigiosa región vinícola del Priorat, la bodega “Celler Vall Llach.” Un escenario privilegiado en el que crear un vino de calidad con matices únicos y una gran sensibilidad, como si estuviera componiendo una de sus melodías.

A las variedades de uva utilizadas en la zona, como Garnacha y Cariñena, el músico ha añadido plantaciones de Cavernet Sauvignon, Merlot y Shirah con los que obtiene unos vinos, como dicen en el blog Buen Provecho, de armoniosa complejidad.

Con sus tres vinos: Embruix, Idus y Vall Llach ha sorprendido a etnólogos, tanto nacionales como extranjeros, por la originalidad del producto. Un delicado vino de autor que añade frescura a los caldos de una de las regiones vinícolas de más calidad de España.

Factores para producir un buen vino.

Para elaborar vino, entran en juego diferentes factores. Depende de la combinación de los mismos se obtendrá un producto de unas características u otras. Estos son algunos de los factores más importantes que inciden en la calidad del vino:

  • La Tierra.

La vid tiene la habilidad de adaptarse a distintos tipos de terreno, incluso en condiciones de secano. Para ello necesita una tierra que tenga un buen drenaje y capacidad para retener agua. Se dice que los suelos pobres favorecen que haya uvas de mayor calidad. La cepa da menos racimos y maduran mejor.

En algunos territorios se combinan los viñedos de secano con los de regadío. El secano proporciona una uva de mayor grado, con más concentración de azúcar, y el regadío aumenta la cantidad y el peso.

En el terreno también influyen las condiciones climatológicas. Los climas cálidos hacen que el vino resultante tenga más cuerpo y más alcohol; mientras que los limas más fríos den lugar a vinos más ligeros y refrescantes. Por eso, los vinos de clima mediterráneo son diferentes a los de clima continental.

La vid asimila la composición de la tierra en la que está plantada y la plasma en el fruto. Aun usando la misma variedad de uva, obtendremos un vino diferente de unas zonas a otras.

  • El tipo de uva.

La variedad de cepa que se planta es la que le da un sabor determinado al vino. Los expertos de Plantvid, un vivero de Valencia especializada en vides, recomienda plantar aquella variedad que se adapte mejor a las características del terreno, a las condiciones climatológicas y al tipo de vino que queremos elaborar.

Cada especie de cepa tiene da una uva con un aroma y sabor diferente. Así, la uva Cabernet-Sauvignon desprende un olor como a pimiento verde y proporciona unos vinos de sabor fuerte con intensos destellos rojos.

La uva tempranillo, muy utilizada en España, deja un aroma a frutos del bosque. De ella se obtienen vinos de calidad, con un sabor agradable, con buena estructura y color, pero con falta de acidez.

El Moscatel desprende un olor a jazmín y rosa. Con él se elaboran vinos blancos, secos y suaves, con un potente aroma floral que recuerda a la canela.

La edad del viñedo es un factor importante. Se considera que una cepa empieza a dar uvas de calidad entre los 3 y 5 años desde que se plantó. Los vinos más valorados son aquellos que proceden de viñedos con una antigüedad de 20 a 40 años. Tiempo suficiente para que la planta se adapte perfectamente a la temperatura, la luz y las condiciones climáticas de la región.

  • La crianza.

Depende de cómo reservemos el vino, tendremos un producto con unas características u otras. Si queremos que el vino adquiera los aromas y el color de la madera, debemos guardarlo en barricas de roble. Si lo que deseamos es que quede más redondo y perfecto, se guardará en botellas.

La obtención del vino joven no es más que el primer paso de todo un proceso de composición y crianza con el que se obtiene una bebida de mayor calidad.

Dice la sabiduría popular que el vino gana con los años, pero eso se da porque está sometido a unas condiciones concretas de temperatura, humedad y luz, mediante las que el enólogo va perfilando y enriqueciendo el producto.

  • Los cocimientos del viticultor.

Durante todo el proceso de elaboración del vino, la mano del hombre juega un papel decisivo. Es necesaria la intervención de profesionales en tareas como la poda, la vendimia, la fermentación, el filtrado o la crianza. Es en última instancia, las acciones y decisiones que tome el viticultor lo que hará que se consiga un producto u otro.

Varios factores influyen en la calidad del vino. Cambiando solo uno de ellos, el vino que se obtiene es diferente al que se pretendía.

 

 

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