Cómo mejorar tu casa antes de venderla.

¿Has visto alguna vez el programa de, “¿Lo amas, o lo vendes?” en el cual unos profesionales reforman tu casa para ver si decides quedártela o venderla? Si es así, seguro que te gusta, porque ofrecen a los propietarios de cada hogar la posibilidad de quedarse con su propia casa, pero recién reformada (adaptada a las necesidades actuales de cada barrio y cada situación) o venderla, sacándole aun más partido del que tenía en origen.

Si te ves en la misma situación, en la cual te gustaría vender tu casa, pero sientes que no estás sacándole el mayor partido porque debes mejorarla (pero tampoco sabes cómo hacerlo) no te preocupes: vamos a actuar en este artículo como unos grandes profesionales para ti, como en el programa, para que puedas sacarle el mayor rendimiento a tu hogar antes de tomar la decisión de venderla.

Y quién sabe… ¡Quizá, te acaba gustando tanto que hasta te la acabas quedando!

La importancia de la primera impresión.

La primera impresión cuenta, y mucho. De hecho, en los primeros segundos de una visita, una persona ya se ha hecho una idea general de lo que siente respecto a una casa; y por eso, es tan importante que lo primero que vea sea agradable, cuidado y acogedor. Si tu vivienda tiene fachada propia, asegúrate de que esté limpia, pintada y sin desperfectos. Si hay jardín o porche, que esté bien arreglado: césped cortado, plantas sanas, nada de objetos tirados ni sillas rotas. En un piso, cuida el portal y el rellano, y si puedes, coloca una alfombrilla bonita o una maceta discreta junto a la puerta.

Recuerda: son esos primeros metros, los que despiertan o apagan el interés de la persona interesada en comprar tu hogar. Ten en cuenta que una casa puede estar perfecta por dentro, pero si el exterior da sensación de abandono, ya has empezado perdiendo puntos.

Por suerte, estos detalles no requieren grandes reformas: solo ganas de cuidar lo que otros verán primero.

Reparaciones básicas, ¿Qué es lo que nadie quiere ver al visitar una casa?

Una cosa que espanta a cualquier interesado en comprar es encontrarse con una gran lista mental de “cosas por arreglar”. Como el típico grifo que gotea, o el temido enchufe colgando, sin dejar atrás la baldosa suelta o la maldita mancha de humedad en el techo.

A ver, estos problemas no se solucionan haciendo una reforma integral, ya que sólo es cuestión de reparar lo evidente y lo que da sensación de descuido, y no porque sea grave, sino porque el comprador no quiere pensar que está comprando futuros problemas que deba arreglar. Ten en cuenta que todos esos pequeños desperfectos pueden hacer que busque casas mejores o que incluso te proponga un regateo, y eso no le gusta a nadie ¡Créeme!

Así que anticípate, y haz una pequeña lista de reparaciones y ve tachando, una por una, y libérate de problemas. Además, la gente suele buscarle defectos a todo a la hora de soltar el dinero, así que mejor para ti si estás prevenido.

¿Y si te ayudara un profesional?

Muchas veces, aunque tengamos buen gusto, no sabemos por dónde empezar o qué es lo que de verdad valorará un posible comprador. Es aquí donde entran en juego los servicios profesionales de asesoramiento, o “home staging” y reforma estética.

De hecho, los expertos de Vip House aconsejan una tasación previa para poder realizar una buena intervención estratégica (ya sea pintando, amueblando con piezas neutras o reorganizando los espacios) que se encargue de aumentar mucho el valor de venta de una vivienda: es hora de destacar sus puntos fuertes y minimizar sus debilidades. Lo mejor es que muchos de estos servicios pueden adaptarse a tu presupuesto, y en muchas ocasiones se recupera con creces la inversión inicial.

Pintura, el toque que puede cambiar la situación.

Una mano de pintura puede transformar por completo la percepción de una casa. Los colores claros y neutros son los más recomendables: blanco roto, gris perla, beige claro… Ayudan a que los espacios parezcan más grandes, luminosos y limpios.

De hecho, tomar la decisión de elegir tonos neutros te ayuda a no jugártela con los gustos personales de nadie. Pintar no es caro (y puedes hacerlo tú mismo si te ves con ganas) y es uno de los recursos que más valor da a la vivienda sin necesidad de grandes obras.

Orden y limpieza sí, pero llevados al extremo.

No es lo mismo limpiar para uno mismo que limpiar para enseñar tu casa. En este caso, hay que hacerlo a fondo: ventanas relucientes, esquinas sin polvo, suelos impecables y baños como si fuesen nuevos.

También entra aquí el “despersonalizar”. Guarda las fotos familiares, los imanes de la nevera, la colección de figuritas… Debemos lograr que quien quiera que entre a ver la casa pueda imaginar su propia vida allí, no la tuya, y para conseguirlo, lo mejor es que todo parezca bonito, acogedor, pero neutral.

Olvídate de los rincones oscuros ¡La luz manda!

Una casa mal iluminada parece más vieja, más triste y más pequeña, y, por lo contrario, una casa bien iluminada, aunque sea modesta, transmite alegría, limpieza y sensación de hogar.

Así que aprovecha al máximo la luz natural: abre cortinas, sube persianas, coloca espejos para reflejar la luz. Por supuesto, no te olvides de revisar la iluminación artificial, asegurándote de cambiar bombillas fundidas, elegir tonos cálidos pero potentes, y poniéndole atención especial en pasillos y baños, que suelen ser más oscuros.

La cocina y el baño.

Estos dos espacios son los que más pesan en una decisión de compra, y por desgracia, también son los más caros de reformar, pero no te preocupes: no siempre hace falta hacer una obra para mejorarlos.

  • En la cocina, cambiar los tiradores de los muebles, pintar los azulejos con pintura especial o renovar la encimera puede dar un aire nuevo por poco dinero.
  • En el baño, puedes renovar la grifería, añadir un espejo grande y bonito o cambiar la mampara. Y si los azulejos están muy pasados de moda, también puedes pintarlos o cubrirlos con vinilos.

Optimiza los espacios.

Uno de los grandes errores al enseñar una casa es tenerla recargada. Muchas veces tenemos muebles de más, objetos que no usamos o zonas mal aprovechadas.

Haz una revisión honesta: ¿Qué puedes guardar, vender o donar para que tu casa se vea más espaciosa? También puedes redistribuir los muebles para ganar fluidez. El objetivo es que cada estancia parezca lo más grande posible, y que se entienda fácilmente su función (el comedor, como comedor; la habitación de invitados, como habitación, no como trastero improvisado).

También te recomendamos que cuides los pequeños detalles: hay pequeños gestos que pueden marcar una gran diferencia. Un jarrón con flores frescas, una manta suave sobre el sofá, una bandejita de velas o incluso una cesta de pan en la cocina pueden dar sensación de hogar.

Si estás enseñando la casa, puedes incluso poner música suave de fondo y asegurarte de que huela bien. Y no, no hace falta llenar todo de ambientadores: abrir las ventanas y limpiar bien suele ser más que suficiente.

Haz fotos de todo.

Una vez que tengas todo en orden, toca enseñarlo, y para eso necesitas fotos que hagan justicia a tu casa. No subestimes este paso: hoy en día, la mayoría de compradores descartan casas solo por cómo se ven en las fotos del anuncio, ya que en la actualidad todo es visual.

Si puedes, contrata a un fotógrafo profesional especializado en inmobiliaria. Y si no, busca hacer fotos con buena luz, desde ángulos amplios, y asegurándote de que cada habitación esté perfectamente recogida. Una casa bien presentada en fotos genera más visitas, y eso siempre juega a tu favor.

Una vez hayas hecho todas estas mejoras, no tengas prisa en poner la casa en venta al primer día. Espera a tener buenas fotos, un buen texto descriptivo y una estrategia. Observa cómo se está moviendo el mercado en tu zona, y si es mejor esperar un par de semanas para anunciar, hazlo ¡Cada detalle cuenta!

Además, si has contratado ayuda profesional, deja que te orienten sobre cómo y cuándo anunciar, cómo negociar el precio y cómo filtrar a los posibles compradores. Lo importante es que no te agobies y que el proceso de venta no se convierta en un caos.

¿Y si después de todo decides quedártela?

Puede que, tras mejorar tu casa y verla tan bonita, te replantees las cosas, como en el programa que mencionábamos al principio, y no sería la primera vez: muchas personas, al ver su hogar limpio, reformado, luminoso y bien aprovechado, redescubren lo que les gustaba de él, y eso también es una victoria.

Porque tanto si la vendes, como si te la quedas, habrás invertido en mejorar tu entorno, y eso siempre repercute en tu bienestar.

Así que ya lo sabes: con cariño, planificación, buenas decisiones y algunos toques únicos, tu casa podrá ser otra, y destacar entre todas las demás para ayudarte a venderla o a disfrutarla aún más, tú decides.

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