Decía Coco Chanel que el perfume es el complemento invisible. No es un recurso para oler bien. Forma parte de la imagen que quieres proyectar al exterior, con la que te sientes cómodo o cómoda.
Estamos acostumbramos a regalar perfumes. Sin duda, es un hábito del que se beneficia la industria de la perfumería, pero en mi opinión, no es una opción correcta. La elección de un perfume es una decisión muy personal. Acertar con el perfume que regalamos implica un nivel de conocimiento profundo de la otra persona.
Lo mismo sucede cuando elegimos un perfume para nosotros mismos. No hay que tener miedo a experimentar. Hasta que encontramos la fragancia adecuada, tendremos que probar varias fragancias distintas. Es lo mismo que sucede cuando nos compramos un pantalón o una camiseta. Tenemos que vérnosla puesta.
La magia y el hándicap que encierran los perfumes es que son una sinfonía de olores. Cuentan una historia. No huelen igual cuando abrimos el frasco y depositamos sobre nuestra piel las primeras gotas, que cuando lo llevamos puesto durante una jornada.
Los perfumistas indican que un perfume se compone de tres notas olorosas que, a su vez, son tres fases del perfume. El primer aroma que desprende el perfume son las notas de cabeza. Un aroma volátil que desaparece en pocos segundos. Es como si dijéramos, la tarjeta de presentación. Seguidamente, aparecen las notas corazón. La fragancia se transforma, se hace menos intensa y adopta diferentes matices. Este olor puede durar horas. Por último quedan las notas de fondo. Un aroma sutil, que persiste en nuestra piel hasta que el perfume se apaga al finalizar la jornada.
Cuando pruebas un perfume en una perfumería en realidad estás oliendo las notas de cabeza. Puede ser que te resulten atractivas, pero luego el perfume va variando su olor. Quizás ese cambio no te termine de convencer.
Por eso, la mejor forma de probar un perfume es usar las muestras de prueba. Esos pequeños frasquitos que regalan en las tiendas para promocionar el producto. Una vez has descubierto el perfume con el que te sientes cómoda o cómodo, ese será tu fragancia de cabecera.
Qué elementos componen un perfume.
Los perfumistas de Laboratorios Syrch, una empresa murciana que lleva años diseñando y fabricando perfumes para diferentes marcas y profesionales, nos dicen que un perfume es un producto complejo. Formado por diferentes elementos que deben estar en armonía y donde la fragancia es un componente importante, pero no el único. Estos son los elementos que conforman un perfume:
- La fragancia. La fragancia es el producto sobre el que se levanta todo el perfume. El perfumista que la ha diseñado tiene que tener la habilidad de reflejar en olores todo el mensaje que quiere transmitir el cliente, o persona que le ha hecho el encargo. Como hemos dicho antes, la fragancia es importante, pero si no tenemos en cuenta los otros elementos, un perfume no se vende por sí solo, ni aunque desprenda un buen olor.
- El color. Como iremos viendo poco a poco, un perfume no solo seduce por el olor, también lo hace por la vista. Sobre todo al comprador o usuario. El color nos transmite información sobre el perfume. Los perfumes de colores vivos, como el rojo, reflejan pasión, intensidad. Los colores más suaves, como el azul, inspiran armonía.
- El frasco. El frasco que contiene el perfume es un elemento primordial. Concentra en una imagen el mensaje que quiere transmitir la marca. Entre los frascos de perfume podemos encontrar verdaderas obra de arte y ejemplos de diseño.
- El empaquetado. La caja o estuche que contiene el frasco de perfume, también forma parte del producto. Además de facilitar el almacenamiento y transporte del artículo, actúa como una especie de cofre que guarda en su interior el objeto preciado.
A algunos de nosotros nos puede parecer que todo esto es una estrategia de marketing. No es así. Socialmente, está admitido que una fragancia está conformada por estos elementos. Igual que un libro, no es solo el texto que contiene en su interior. También es su encuadernado y su cubierta. El perfume tiene ese aspecto de producto artístico.
Un perfume para ella.
Un artículo publicado en el portal de noticias Infobae recoge las declaraciones de Ian Hamilton, director del grupo L´Oreral. El cual afirma que las fragancias están íntimamente unidas a la personalidad del individuo que los lleva. «Hay perfumes que no te nace ponértelos, porque no van con tu estilo o tu personalidad. Lo mismo pasa con la ropa, hay tiendas en las que ni siquiera vas a entrar, porque no están en tu onda.» – Dice el ejecutivo inglés.
El perfumista intenta con la mezcla de aromas que ha diseñado conectar con la personalidad de la destinataria final. Esos aromas pretenden realzar determinados rasgos de su carácter, evocar vivencias, situaciones, sensaciones vigentes y actuales.
Así, por ejemplo, las mujeres románticas se inclinan hacia fragancias florales. Una imagen que asocian con la belleza y el detalle. Al mismo tiempo se sienten a gusto con matices que recuerdan la madera, el sándalo, el incienso. Materiales que nos transmiten protección y recogimiento. Para estas mujeres, el perfume es un cómplice tierno que comprende la emoción que les embarga,
Sin embargo, si lo que buscamos es un perfume para una mujer dinámica, independiente, con un espíritu joven y atrevido, nos inclinaremos más a perfumes con aromas cítricos. Con olores que nos recuerden frutas como el limón, la mandarina, la bergamota, la naranja. Con matices frescos que nos evoquen el mar o la naturaleza salvaje. Con esencias aromáticas procedentes de hierba fresca. Todo un impulso de energía que refuerza la vitalidad de la mujer.
El perfume es también un potente instrumento de seducción. Un afrodisiaco. Nos sentimos atraídos por otras personas, en primera instancia, por la información que recibimos de los sentidos. La información más sibilina de todas es la que procede del olfato. No por ello es la menos relevante. Al contrario. Los olores nos atraen o nos repelen y se quedan grabados en nuestra memoria.
Una mujer que utiliza un perfume para seducir, en primer lugar, busca notas de cabeza atrevidas, que llamen la atención. Que se diferencien de los perfumes que utilizan las otras mujeres. Después, las notas de corazón y de fondo tienen un matiz dulce. Las personas nos acercamos a la miel como si fuéramos moscas y nos quedamos atrapados en ella.
Una mujer se puede poner un perfume seductor, no porque tenga la intención de encandilar a otra persona, o sí, nunca se sabe. Simplemente, lo puede hacer porque se siente a gusto con ese aroma. Refuerza su autoestima.
Otra cuestión que debemos tener en cuenta es que una mujer no se pone el mismo perfume en todas las ocasiones. No se perfuma igual cuando tiene que ir por la mañana a la oficina, que cuando ha quedado una noche para salir de fiesta. Esto hace que pueda tener perfumes distintos en su tocador. Forma parte de la naturaleza femenina. Más compleja e interesante que la masculina.
Un perfume para ellos.
Las madres y parejas piensan que un hombre se va a poner cualquier perfume que les regalen, pero no es cierto. Igual que sucede con las mujeres, el hombre ha de sentirse identificado con la colonia que se pone. La revista digital G.Q. nos presenta una serie de pasos y consejos para elegir el mejor perfume para hombre. Te comentamos los dos puntos más destacables.
- Hay que tener en cuenta el tipo de piel.
Un perfume no actúa igual en todos los cuerpos. Cuando la colonia entra en contacto con la piel humana, se funde con su aroma corporal, creando una serie de matices únicos. El olor corporal de los hombres es más intenso que el de las mujeres. Por tanto, hay que tener en cuenta los rasgos de la piel.
Las pieles grasas reaccionan acentuando los aromas. Por tanto, para un hombre con este tipo de piel es recomendable usar perfumes suaves. Con aromas de cítricos frescos o con matices florales.
En el lado opuesto, los hombres con la piel seca absorben con más rapidez los aceites esenciales. Por lo que es interesante utilizar perfumes con especias.
- Entender la estacionalidad de las fragancias.
Los aromas de los perfumes evocan las estaciones del año. No hay que tenerlas en cuenta en sentido literal, pero sí, para conectar con el estado de ánimo o la personalidad del hombre que la va a utilizar.
Los perfumes de invierno desprenden aromas a tabaco cálido, madera, cuero, Son apropiados para hombres introvertidos, con una personalidad marcada y con una gran vida interior.
Los perfumes de verano contienen notas verdes y acuáticas. Van dirigidos a hombres aventureros e inquietos. En los de otoño priman aromas como la vainilla o el pachulí. Idóneos para un hombre comprensivo. Y en los de primavera reinan los aromas cítricos. Perfectos para un hombre atrevido y desenfadado.
Los perfumes son un mundo apasionante por explorar. Acertar con el perfume adecuado puede ser todo un desafío.