La práctica del tantra se está volviendo cada vez más popular entre aquellas personas que buscan formas espirituales de conectarse consigo mismos y de crear mejores relaciones con ellos y los que les rodean. Sin embargo, no todo conocen los diferentes tipos de tantra y los beneficios que pueden traernos su práctica.
Para que puedas escoger el que mejor se adapte a lo que estás buscando, hemos recopilado información que podría ayudarte en una entrevista que hemos tenido con Maite Domenech, experta en cursos tántricos.
¿Qué es el tantra?
Lo primero que hay que saber es de que se trata realmente la práctica del tantra. El término puede traducirse como “telar”, “tejido” o “urdimbre”, ya que hace referencia a una continuidad, y no es más que una serie de textos religiosos que se enfocan en la espiritualidad. Mientras que, por su parte, el sexo tántrico es una forma lenta y más meditativa del sexo en donde lo que se busca no es el orgasmo, sino disfrutar la actividad sexual en sí y las sensaciones que se van despertando en el cuerpo. Incluso, existe el masaje tántrico, el cual tiene innumerables beneficios para nuestra alama y nuestro cuerpo.
Así, el tantra o tantrismo se define como una costumbre esotérica oriental, que se fundamenta en el deseo material con un objetivo espiritual. Es decir, empleamos la energía del sexo (el deseo material) para lograr conectarnos con nosotros mismos (nuestro espíritu), tanto así que según el budismo, el tantra es la forma más rápida que tiene el ser humano para llegar a la tan anhelada iluminación.
Clases de tantra
- Tantra blanco o espiritual
En este tipo de tantra el objetivo principal es mejorar nuestro espíritu por medio de ejercicios como la meditación, la relajación y el autoconocimiento, de forma que podamos descubrir cuáles son nuestros puntos fuertes y potenciarlos, así como también identificar nuestros puntos de energía negativa, que son los que están obstaculizando lograr ese ser en el que nos queremos convertir, y eliminarlos para evita que sigan bloqueando el buen funcionamiento de nuestros chacras.
Este tantra blanco lo que haces es que nos permite limpiar a profundidad nuestra psique de cualquier miedo irracional, de forma que nos convirtamos en seres que viven la vida con plenitud y felicidad. Esto, porque su práctica nos ayuda a comprender la vida, con sus aspectos buenos y malos, de forma que al ver el panorama completo, las cosas malas nos permitan apreciar las buenas y aprendamos a coexistir de una forma sana dentro de la dualidad de la vida.
No obstante, no se trata solo de una práctica meditativa, sino que va más allá´, hacia nuestro interior, en donde podamos encontrar todas las creencias erróneas que viven dentro de nosotros y que nos arrastran a vivir en la negatividad.
- Tantra rojo o sexual
Este es el tantra que nos conecta con nuestra energía sexual, conectando nuestro cuerpo con los sentidos para que la práctica sexual sea más intensa, los orgasmos más duraderos y placenteros, e incluso, controlables, de forma que el individuo sea el que decida cuando dejar explotar ese momento de clímax. Sin embargo, lo más atractivo de esta experiencia es que se convierte en algo tan sensorial que se llega a sentir placer con solo el hecho de tocar y sin la necesidad de penetración.
A dicha energía sexual, también se le conoce como kundalini y habla de la dualidad del ser humano (el hombre y la mujer) y como al unirse consiguen el máximo nivel de placer físico y espiritual. Así, en una relación sexual, el hombre se considera el fuego, mientras que la mujer se desenvuelve como el agua, siendo el objetivo de ambos que el agua se evapore en el fuego, a través de la generación de un calor que les lleve a la ebullición.
- El tantra de acción
Aunque se trata de una practica interna, en la que es importante como percibimos las cosas que nos suceden y que hacemos con ellas, el tantra de la acción también le presta mucha atención al mundo externo, analizando cada cosa que sucede en él para poder tener una visión real y completa de nuestra vida y obtener aprendizajes de ello.
Igualmente, en este tantra también se genera un gozo al estar frente a una deidad visualizada, para luego, transformar dicho gozo en el camino espiritual que debe seguir para llegar a sí mismo.
- El tantra Yoga
Este es, quizá, el tantra que más desapego hacia los sentimiento tiene. Al igual que los demás busca el despertar espiritual, solo que se basa más en la autodisciplina.
Este es el tantra más técnico, y está orientado hacia la práctica individual. En él, el sexo se utiliza solo en ciertas ocasiones en las que se necesita generar la energía necesaria para despertar la Kundalini o sistema nervioso y elevar dicha energía hacia los centros superiores en donde sucede ese despertar.
- El tantra Budhista
Saraha, el fundador de este tantra, nos pide seguir el camino de la meditación y la conciencia. Esto con la idea de que sí la mente no se aferra a ningún concepto, se da un silencio absoluto en el que puede resurgir la verdad y por lo tanto, la iluminación que el individuo está buscando.
Dicho vació se conoce como Shunya, o el gran vacío cuántico, y se considera como la Nada que contiene el potencial del Todo no manifiesto.
Así el tantra budista se vale de meditaciones orientadas a crear presencia inamovible e desidentificación de la mente para lograr su objetivo. Entonces, el sexo para a tener un papel virtual, ya que lo practicamos solo para alcanzar la trascendencia del cuerpo y la mente. Son como prácticas virtuales en la que la persona se imagina en medio de una profunda unión con el dios o la diosa.
- El tao o la práctica del cultivo dual
Esta es la corriente tántrica que esta más orientada hacia la salud y el desarrollo espiritual, ya que cree que un cuerpo que está lleno de energía es un cuerpo en donde puede cohabitar un alma feliz y llena de luz. De esta forma, el sexo pasa a ser una vía para alcanzar la salud y la longevidad.
Asimismo, se piensa que cuando el cuerpo está lleno de salud y de luz, deja fluir su energía hacia todos sus espacios, logrando el gran despertar.
- Tantra negro
El equipo de profesionales de Domenech nos comenta que el tanta negro suele ser repudiado por los profesionales y expertos en el mundo del tantra ya que este lo que busca es aprovecharse de la energía vital de otras personas para el crecimiento propio. Además que se cree que la personas que lo practican suelen ser negativas y desearles el mal a los demás.
A diferencia de los otros tipos de tantra en los que se busca potenciar la luz dentro de las personas, este tipo de tantra lo que busca es que potenciar las sombras, aquellos sentimientos de los que más bien las personas quieren huir, haciendo germinar la semilla del mal en aquellos de espiritualidad más débil, para fortalecerse a partir de ello.
Retiros tántricos y puyas de fuego
Así como en la yoga, el mindfulness y en las propias religiones, el tantra también ofrece experiencias de retiro: el retiro de maleabilidad (las-rung), junto a su correspondiente puya de fuego (sbyin-sreg).
Al completarlos, logramos moldear nuestra mente por medio del auto empoderamiento (bdag-‘jug, auto iniciación) de forma que purifiquemos y renovemos nuestros votos hacia buda, y así poder avanzar hacia otros compromisos con esta figura y con nosotros mismos.
Durante estos retiros, se repiten los mantras de la figura búdica principal una innumerable cantidad de veces dependiendo de la práctica y del número de sílabas en el mantra, y lo mismo con los mantras de las figuras asociadas al mándala, todo esto entre unas cuatro, tres, dos o una sesión al día. Así, durante cada sesión, también se recita la sadana, omitiendo ciertas pequeñas partes en sesiones específicas.
Otra parte del retiro es que, si llegamos a las cuatro sesiones por día, debemos limitar nuestros movimientos dentro de un perímetro limitado, así como las personas que vemos durante nuestro retiro. Por el contrario, si se realizan menos de cuatro sesiones, no necesitamos hacerlo, pero si debemos cuidar realizar cada sesión en el mismo lugar y el mismo asiento.
Luego, está la puya de fuego, que es una ofrenda de un gran número de sustancias específicas que son arrojadas a una fogata durante un ritual. Durante el mismo, nos debemos visualizar a nosotros mismos en la forma de una figura búdica y el fuego en la forma de Agni (Me’i lha), la deidad del fuego común para el budismo y el hinduismo. Así, esta puya de fuego quema o purifica cualquier error que hayamos cometido durante nuestros retiros y nos une más estrechamente con la figura búdica a la que nos estamos comprometiendo.