El camino de Santiago es un ejercicio de superación personal. Una experiencia que vale la pena vivir al menos una vez en la vida. Según muchos que lo han recorrido, aprendes a conocerte mejor a ti mismo y entras en contacto, de forma fraternal, con otras personas que están viviendo la misma experiencia.
349.000 peregrinos llegan cada año a Santiago de Compostela. Al menos, esas son las compostelas que se entregan en la catedral. El documento que acredita haber recorrido el camino.
El camino de Santiago tiene su origen a principios de la Edad Media. Tiene como objeto visitar la tumba del apóstol de Jesús situada en tierras gallegas. Se trata de la peregrinación cristiana más antigua y popular de toda Europa
La web de guías turísticas MusMon.com cuenta que Santiago el Mayor llegó a la península ibérica en el año 40 de nuestra era. Desembarcó en un puerto del sur de España y durante dos años se dedicó a predicar la palabra de Cristo por el este de la península. Subió por Portugal y llegó hasta Galicia.
Pasado este tiempo regresó a Palestina. Al llegar a su patria fue denunciado por algunos judíos y Herodes Agripa ordenó que lo decapitaran. Sus discípulos recogieron el cadáver y lo subieron a un barco, con el objetivo de enterrar el cuerpo en Hispania.
Aquella barca sin timón llegó desde Palestina hasta las tierras gallegas. Allí, los discípulos del apóstol pidieron ayuda a la reina Lupa, la señora celta de las tierras de Finisterre, para dar sepultura al cuerpo. Ella, burlándose de los cristianos, les cedió dos toros bravos para transportar el sepulcro desde la costa hasta tierra adentro. Los toros, según cuenta la leyenda, cuando se acercaron al cuerpo del santo se volvieron mansos.
Enterraron al apóstol donde se encuentra hoy la Catedral de Santiago y levantaron en su honor un humilde mausoleo al estilo de las necrópolis romanas. La tumba cayó en el olvido, hasta que en el siglo IX, en plena reconquista, el rey asturiano Alfonso II el Casto la descubrió y declaró al santo patrono de la España reconquistada.
El camino francés.
Desde que se descubrieron los restos del apóstol, se despertó un interés entre los cristianos de toda Europa por peregrinar hasta la tumba y venerar al santo. Se crearon 5 caminos por los que transitaban a pie los peregrinos: el francés, el portugués, el inglés, el primitivo y el del norte. De ellos, el francés, el que se servía de la antigua calzada romana que comunicaba Astorga con Burdeos, fue el más transitado, y lo sigue siendo en la actualidad.
Cuenta la página web del ayuntamiento de Pamplona que los reyes Sancho III de Navarra y Alfonso VI aprovecharon este trazado para reforzar el territorio conquistado a los árabes y garantizar un trayecto seguro a los peregrinos.
Este camino atraviesa algunas de las principales villas medievales del norte de España: Pamplona, Estella, Logroño, Santo Domingo de la Calzada, Burgos, Carrión de los Condes, Sahagún, León, Astorga y Ponferrada. En el paso pirenaico de Ronces valles se construyó el primer hospital para peregrinos.
El camino francés se convirtió durante la edad media en una vía de desarrollo económico, artístico y cultural. En sus ciudades se establecieron artesanos de origen francés que contribuyeron al florecimiento económico de la zona. Por este camino se introdujo el arte románico en España.
Desde que se instauró, sobrepasó el aspecto religioso, convirtiéndose en un elemento dinamizador de la zona. Durante la época Carlos V se le definía como “La calle mayor de Europa.”
El camino francés no es el camino más antiguo. La primera vía es la que inaugura el rey Alfonso II desde Oviedo hasta Santiago de Compostela, aprovechando el trazado de antiguas calzadas romanas.
En el siglo XII, el religioso francés Aymerid Picaud escribe el libro V del Códice Calixtino, en el que relata en primera persona, con todo lujo de detalles, la experiencia de recorrer el camino francés hasta llegar a Santiago. Esta se convirtió en la primera guía de viajes del camino.
Cómo hacer el camino.
El camino de Santiago se suele hacer a pie o en bicicleta. La longitud depende de la vía que escojamos. Mientras que por el camino francés desde los Pirineos se recorre una distancia algo superior a los 900 Km, el camino del Norte, que discurre por la costa, tiene una longitud de 800 y el camino original, que arranca de Oviedo, atraviesa algo más de 300 Km.
Los peregrinos caminan una media de 25 km diarios. Saliendo de Ronces valles se puede recorrer el trayecto en unas 32 jornadas. Un peregrino puede sumarse al camino donde quiera, si bien el mínimo estipulado para considerar que alguien ha hecho el camino de Santiago es haber recorrido por lo menos 100 km andando o 200 en bicicleta. Por eso, es frecuente que algunas personas se incorporen en Astorga, en la provincia de León, justo antes de entrar a Galicia.
El camino se puede hacer en cualquier época del año. La mayoría de la gente lo realiza entre los meses que van desde abril hasta octubre. Mayo y junio son los dos mejores meses para recorrerlo. Las temperaturas aún no son muy altas y puedes encontrar la mayoría de los albergues abiertos.
Julio, agosto y septiembre son los tres meses en los que hay más afluencia de peregrinos. Coinciden con los periodos vacacionales. Encontrarás a más gente en el camino, eso puede ser un aliciente para recorrerlo y para mantener un buen ritmo diario, pero también tendrás más problemas para hospedarte. Los albergues, que es donde la mayoría de los peregrinos pernoctan y descansan, tienen una capacidad limitada.
Se recomienda no andar más de 30 km diarios. No es una carrera, es un reto personal. Si recorres distancias muy largas, al principio tu cuerpo se resentirá, y especialmente tus pies.
Es recomendable que lleves calzado deportivo de montaña cómodo. Que el pie puede ir holgado. También debes ir provisto de calcetines transpirables, anti-ampollas y cambiártelos habitualmente. Es inevitable que te salgan ampollas en los pies. La humedad, la presión y la fricción a la que está sometido el pie las ocasionan.
Debes llevar lo justo: tres o cuatro mudas, productos básicos de aseo y la documentación. Todo debe caberte en la mochila. No debe ir muy cargada, para que hagas ligero el viaje. Es bueno que la mochila tenga tirantes ergonómicos y cinturón, para repartir bien el peso.
Para hacer el camino de Santiago no es necesario que estés en un estado de forma envidiable, ni que acudas diariamente al gimnasio. Lo que sí debes tener el cuerpo acostumbrado a andar y hacerlo con peso. Es bueno por tanto, practicar un poco de senderismo antes emprender el camino. Se recomienda parar cada hora u hora y media para recobrar fuerzas y descansar un poco.
Donde alojarse.
Los peregrinos suelen alojarse en albergues que aparecen difuminados a lo largo de todo el camino. Todos están provistos de camas y literas, normalmente en salas colectivas. La mayoría de ellos disponen de ducha con agua caliente y espacio para lavar y tender la ropa. Algunos de ellos tienen cocina a disposición de los peregrinos y wifi.
Existen tres tipos de albergue. Voluntarios, públicos o privados. En los voluntarios puedes dormir gratuitamente, si bien te piden una pequeña colaboración para sufragar los gastos de mantenimiento. Suelen ser propiedad de alguna iglesia o creado por un grupo de vecinos para dar cobijo a los peregrinos.
Los albergues públicos son propiedad de los ayuntamientos o de las comunidades autónomas, y cobran un precio por noche que ronda en torno a los 6 €. Los privados son un poco más caros y están gestionados por particulares.
Para acceder a los albergues necesitas presentar la credencial del peregrino. Un documento que puedes encontrar en iglesias, alojamientos jacobeos o en asociaciones de amigos del camino. En muchos de los albergues te la sellan y te sirve para justificar que has recorrido determinado tramo del camino. Enseñándolo podrás solicitar la Compostela cuando llegues a Santiago.
Hay albergues que son muy humildes, obedecen al esfuerzo desinteresado de algunas personas por dar descanso al peregrino. Para descansar verdaderamente, algunos peregrinos optan por alojarse alguna noche en algún hotel rural que encuentran por el camino. Su cuerpo se lo agradece, y pueden proseguir la marcha con energías renovadas.
Un ejemplo de estos alojamientos es el Pazo Cibrán, en A Vía Da Plata, muy cerca de Santiago de Compostela, próximo a la intersección entre el camino francés y el camino portugués. Según nos comentan los gerentes, muchos peregrinos se alojan allí antes de efectuar la última etapa y entrar en la catedral o para reponerse después de haber concluido el camino.
El camino francés es donde más alojamientos púbicos encuentras. Por el contrario, en el camino del norte, el que va bordando las costas del Cantábrico, mucho menos concurrido, tendrás que recurrir a albergues privados o alojamientos rurales para pernoctar.
El camino de Santiago es uno de esos viajes que te marcan de por vida. Algunos peregrinos, después de haberlo finalizado, repiten varias veces.