A todo el mundo le gustan las flores. La belleza natural que poseen estas obras de arte que proporciona la naturaleza, no tiene parangón con nada creado por el hombre. Aunque algunas somos defensoras de que esta belleza debe ser contemplada en su hábitat, la realidad nos dice que las flores nacen para ser lucidas. De ahí que, los viveros cuenten con infinidad de variedades para su venta. Plantar flores, cultivarlas, cuidarlas, regalarlas… contemplarlas y disfrutar de sus colores y aroma, es algo inherente al ser humano, salvo los alérgicos que están mejor alejados de ellas. Nadie puede resistirse a su belleza.
Desde Mundo Flor, expertos en flores preservadas, nos han hecho participes de uno de los métodos de conservación floral mas en auge: la preservación. Este método del que vamos a hablar, con más detalle, permite mantener las flores en condiciones óptimas, durante mucho tiempo. Cada vez son más demandadas en cuestiones decorativas, tanto por particulares como empresas para decorar sus instalaciones.
Una de las peculiaridades que ofrecen las flores preservadas, es el resultado que ofrecen tras pasar por el tratamiento. Pasando de ser una flor viva, a una suerte de anitflor que no requiere los mismos cuidados y atenciones que una flor al uso: nada de luz y nada de agua. Aunque todos sabemos, que las flores, cuentan con una vida muy corta, gracias a este proceso, se mantienen durante meses sin marchitarse.
Cabe señalar que no se trata de flores secas, como su nombre indica, son flores preservadas, que mantienen su color y aroma durante más tiempo. Ideales para los amantes de las flores y la decoración en base a las mismas. Las flores preservadas con todo un hallazgo que no tiene nada que envidiar a las flores frescas.
Pueden formar parte del salón en un centro de mesa, lucirse en un jarrón o exponerse en forma de corona. Posibilidades hay tantas como en el mundo de la flor fresca. Las flores son sinónimo de alegría, de energía y de viveza. Sus colores, aromas y variedad hacen imposible aburrirse de ellas. Pueden disponerse en cualquier hogar, en cualquier lugar y siempre, son gratas a la vista.
La mayor pega con la que cuentan las flores, es su corta vida. Por ello aparecieron las flores secas, las de plástico, de tela… flores de todo tipo para decorar nuestros hogares y demás. Luego llegaron las flores preservadas para satisfacer las necesidades florales de quienes gustan de tener flores continuamente.
Qué son realmente las flores preservadas
Simplemente son flores. Sin más, bueno con algo que las diferencia: una larga vida. Se trata, no obstante, de las mismas flores que se cultivan en campos y viveros. En este caso, cuando las flores alcanzan su máximo esplendor, llega el momento de cortarlas y aplicar diferentes tratamientos de secado y conservación posterior para preservar su aspecto. Son tan reales como la rosa del jardín.
El tratamiento principal al que se someten, es el de deshidratación, por lo que, aun luciendo un aspecto fresco y reciente, conservando sus aromas característicos, no necesitan agua para mantenerse. Hay que decir que, sin embargo, no todas las flores son aptas para su preservación y que tampoco son lo mismo que las flores secas, ya que su tratamiento es muy diferente.
Gracias a los tratamientos a los que son sometidas, se convierten en flores más resistentes que las flores frescas, pierden ese punto de delicadeza que las caracteriza y mantienen vivos sus colores. Durante el proceso de deshidratación se añaden pigmentos para que se mantengan y potencien esos colores naturales. El resultado que se obtiene es del poder tener unas flores bonitas, de aspecto natural que nada tiene que envidiar a las flores frescas. Estos métodos de preservación, no eliminan el aroma natural que la flor posee, al igual que se conservan sus colores y aspecto, se mantienen sus aromas.
Proceso de preservación de las flores
Como decimos, una flor preservada, es una flor natural sometida a un tratamiento que permite mantener óptimamente sus propiedades. Este proceso se lleva a cabo en diferentes etapas, iniciándose en su cultivo y culminando con su empaquetado. A continuación, detallamos los pasos a seguir para preservar las flores:
- El cultivo de las flores que van a pasar por el tratamiento de preservación, se lleva a cabo con mucho mimo y esmero. Las atenciones que reciben estas flores, van desde los abonos utilizados hasta un control de las condiciones climatológicas que requiere cada especie floral.
- A la hora de recolectar estas flores, el proceso se lleva a cabo con extremo cuidado y precaución, seleccionando las que están en perfecto estado y condiciones. La recolecta se realiza cuando las flores alcanzan su punto de máximo esplendor.
- Una vez se han recolectado, se preparan para iniciar el tratamiento: hay que cortar los tallos de la manera adecuada y eliminar las hojas que se encuentren deterioradas.
- Tras su preparación, son colocadas en recipientes especiales, pasando a ser conservadas en unas cámaras que cuentan con las condiciones precisas necesarias de humedad, temperatura e iluminación. De este modo y a partir de este momento, comienza la deshidratación lenta y paulatinamente.
- Una vez las flores alcanzan el punto de deshidratación adecuado, se traspasan a unos recipientes en los que se encuentra una solución compuesta de glicerina, agua y estabilizantes. En algunas ocasiones, se añaden pigmentos para realzar los colores. Este proceso se lleva a cabo de forma progresiva, aumentando gradualmente la cantidad de productos conservantes. De este modo, se permite que la savia que poseen las flores, se reemplace por la solución citada hasta que la flor, alcance el nivel óptimo de humedad.
- Una vez las flores están listas, se lavan con sumo cuidado y se procede a su secado durante varios días.
Se trata de un proceso sencillo de llevar a cabo, pero no exento de complejidad. Alcanzar los puntos óptimos necesarios en cada paso, requieren de una práctica y experiencia en el manejo de las flores, para obtener los mejores resultados.
Ventajas y cuidados de las flores preservadas
La mayor ventaja es el tiempo de duración que poseen estas flores. La preservación ofrece la posibilidad de disfrutar de la belleza de las plantas y flores naturales durante mayor tiempo. Por otro lado, los cuidados que requiere son mínimos, lo que resulta otra gran ventaja. La paradoja es que se trata de plantas que no están vivas, pero son naturales, por lo que no requieren de cuidados específicos por cada especie. No es necesaria una iluminación concreta, ni ser regadas o cambiarles la tierra. Igualmente, no es necesario preocuparse por las plagas, puesto que no las sufren. Mientras que un ramo de flores bien cuidado puede durar entre siete y catorce días, uno de flores preservadas, puede durar años.
Aun siendo así, siguiendo una serie de consejos, será más fácil prolongar su vida y disfrutar de las flores preservadas durante mucho tiempo.
Para ello, elige un lugar adecuado en donde no haya mucha humedad y no le de la luz directa del sol. Mejor lejos de fuentes de agua o aparatos que generen calor.
Preferentemente, colocarlas en interior, ya que las condiciones climatológicas pueden deteriorarlas si no se controla bien. Hay que limpiar las flores periódicamente y hacerlo con sumo cuidado para no quebrarlas. Es ideal hacerlo con un secador a velocidad mínima.
Fundamental es no regarlas, pues la humedad puede dañarlas y estropearlas rápidamente.
Siguiendo estas sencillas pautas, podemos tener flores naturales con aspecto fresco durante mucho, mucho tiempo. Sin duda, para los amantes de la decoración floral, la preservación es la alternativa más adecuada para poder tener flores, todo el año.